Manejo holístico. Recuperación y regeneración de pastizales en una zona difícil
Por Carlos Marin Moreno para La Nación
El paisaje de muchos campos del centro de Río Negro es bastante monótono: tierras áridas con monte arbustivo de bajo valor forrajero, hacienda en pastoreo continuo desde hace muchos años y una muy reducida carga animal: normalmente se requieren 300 hectáreas para sostener diez vacas de cría, que generan bajo porcentaje de preñez y destete.
Esta realidad es consecuencia de las escasas precipitaciones -220 mm de promedio anual- y del sobrepastoreo con ovinos durante muchos años, que diezmó las especies forrajeras valiosas, provocó desertificación y dejó principalmente jarilla y chañares, dos especies rechazadas por la hacienda.
Sin embargo, en medio de ese desierto aparecen oasis. Es el caso del campo «Doña Rosa», de Gustavo Urcera, quien maneja una empresa que cortó amarras con la situación tradicional y se animó a avanzar con una nueva carta de navegación -el manejo holístico de pastizales- que le permitió aumentar la carga animal en más de un ciento por ciento.